Horacio Saboldelli escribió:
CUANDO CONOCI A MI MUJER (Coty)
Estando en la ESMA en el 99 mi existencia era un tanto monótona. Durante la semana clase y el fin de semana, si no estaba arrestado o de guardia, salía de franco a visitar a mis tíos o a pasear por Carrefour de Vicente López. Nada de salir a bailar o tomar algo, los $37 de sueldo no alcanzaban para mucho.
En uno de esos fines de semana arrestado llega una invitación de la Escuela Nacional de Náutica a un baile para juntar fondos para algún fin. Como no había muchos, enviaron "voluntarios" a cargo del Teniente de Fragata Segovia. Eramos un grupo interesante, el Gordo Soria (tucumano grandote que, cuando Perez Reverte cuenta en La Carta Esférica las aventuras con su colega el Torpedero Tucumán, lo asocio automáticamente con mi camarada Soria!), Silverio, un electricista, también un artillero que no recuerdo el nombre y este servidor.
Un detalle a tener en cuenta es que en la invitación se requería ir de gala o traje, las mujeres de vestido.
Cuando llegamos a la ENN, nos encontramos descolocados entre tanto traje y uniforme de gala diferente al nuestro (el clásico traje de marinero), pero eso duró dos minutos ya que el público femenino enseguida se mostró interesado justamente en saber el motivo de ir vestidos diferentes a los de Ejército y Fuerza Aérea, por lo cual empezamos a tomar confianza y, de estar en un rincón, pasamos a mostrar nuestras escasas habilidades en la pista de baile con cuanta dama se nos cruzara. Entre ellas, se me cruza un grupo de compañeras de colegio (Nuestra Señora de no sé qué, en Esmeralda y Córdoba), resultando que una de ellas me toca cuando pasa y, al darme vuelta, la tengo de frente, Coty, no dándole chance de huir más que hacia el centro de la pista. Ahí empezamos a charlar... y charla ... y charlar… hasta que no sé qué pasó que se desconocieron el Gordo Soria y un cadete de la ENN y hubo que separar a los revoltosos, entre ellos al Teniente Segovia que, con unos tragos encima, sumó 30 cm a su 1,65mt y ya se creía Rambo, por lo cual la fiesta tomó un cariz no tan favorable para nosotros. Esto hizo que cazáramos un poco las escotas para enfilar a Retiro a tomarnos el tren a Rivadavia, no sin que antes acompañara a Coty a su casa en Maipú y Paraguay y, hábilmente, reconozco en esa época tener cierto chamuyo, pedirle el teléfono y, a pesar de que había visto la parte "pintoresca" de mi profesión, me lo dio. El problema fue que yo no sabía cómo volver a Retiro porque no conocía las calles, ya que cuando subí por Plaza San Martín me desorienté totalmente, honrando por supuesto mi oficio de maquinista, así que llegué como dos horas tarde a formación lo que derivó en un nuevo turno de arresto ese domingo.
Por supuesto, la llamé, como corresponde, tres días exactos luego de conocerla y ahí me enteré de que tenía 17 años. Su mamá muy amablemente me lo hizo saber pero bueno, así empezó todo. Si bien no arrancamos el noviazgo hasta el 2005/2006 ya que en el ínterin yo tuve otras parejas y mis dos nenas, siempre estuvimos en contacto.
Eso sí, hasta ahora no he logrado que sepa distinguir babor de estribor pero la verdad no me interesa, sería muy aburrido si habláramos siempre de lo mismo…
Por Horacio Saboldelli