LA RECALADA LITERARIA

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PUERTO DE ESCRIBIDORES


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    EL DIA QUE CONOCI A...

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    EL DIA QUE CONOCI A... Empty EL DIA QUE CONOCI A...

    Mensaje por La Recalada 3/6/2016, 18:47

    Recalados escribidores, en este hilo vamos a subir los relatos que trabajamos en el taller de escritura con la primera consigna, que siempre es: 
    EL DIA QUE CONOCI A...
    siendo que los puntos suspensivos los completa cada uno con lo que guste.
    Si se animan, escriban algo ustedes también. Cuéntennos qué pasó ese día que conocieron a... alguien que cambió su vida?
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    EL DIA QUE CONOCI A... Empty Re: EL DIA QUE CONOCI A...

    Mensaje por La Recalada 3/6/2016, 18:50

    Claudia Aliborton escribió:
    EL DIA QUE CONOCI A…
     
    Era verano. Recuerdo que propuse que desayunáramos juntos.
    Elegí cuidadosamente qué ponerme y hasta consulté a mis amigas, riendo nerviosa, como preparándome para la cita con el mejor de los candidatos. Hasta le hablé a mi imagen del espejo: Sé auténtica, nada más.
    Tocaste bocina en la puerta de casa a la hora justa. Mis tacos a la carrerita casi al mismo ritmo que mi corazón, mi mejor sonrisa y abrí la puerta del auto.
    Me sometiste a una inspección rigurosa, mirándome de arriba abajo, estudiando cada detalle. No puede evitar sonreír ante el despliegue de tu supremacía sobre el hombre al que tímidamente yo acababa de besar en la mejilla.
    No dejaste de mirarme durante lo corto del recorrido, inquisidora, evaluando en silencio si era amiga o enemiga. Si dar el primer paso o esperar.
    Yo elegí esperar, paciente y dejar que esa mañana me sorprendiese.
    Llegamos. Tu padre te ayudó a bajar del lado del cordón y te tendió la mano para caminar como siempre. Para su asombro, no la tomaste. Con tus tres años paradita en la mitad de la vereda, esperaste a que rodeara el auto y tendiste tu manito para caminar únicamente conmigo. Creo que fue ese momento: en un cósmico y sordo estallido chocaron nuestros destinos y entre las dos se abrió un mágico portal al que te asomaste, de ese modo, para darme la bienvenida.
    Y fue tan fuerte y tan palpable que tu papá, celoso, buscaba tu complicidad usual, contando que les gustaban las mismas cosas, disfrutaban las mismas películas, tenían los mismos ojos y hasta pidió desayunos iguales para ustedes. Sin embargo, tu conversación giró a que te gustaba mi enorme cartera y te hundiste en brillos de labios y cachivaches varios mientras te comías mis tostadas y buscabas puntos en común conmigo mientras sacabas fotos con mi celu, en tanto que yo quedaba perdida para siempre en la profundidad a veces azul a veces gris de tus ojos.
    Pasaron cuántos años ya? Más de la mitad de tu vida y quizá, los más importantes de la mía.
    Cuánto construimos desde aquel día chiquita mía! Un mundo de cuentos, de aprender, de afrontar. Y entre tantas cosas que aprendimos, las dos sabemos que los deseos se cumplen! A veces llevan algún o mucho tiempo, a veces llegan de una manera loca. Pero siempre lo hacen de un modo. Porque yo sé y te conté que aquella espera que quedó ausente frente al lento y afónico tic tac biológico, el deseo pronunciado a cada la luna llena, a todas las estrellas fugaces, a las velitas de mis cumpleaños de las últimas décadas, a los rezos propios y ajenos y hasta los huesitos del pollo, se cumplió … con tu llegada.
     
    Miguel Del Giudice
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    Mensaje por Miguel Del Giudice 4/6/2016, 13:58

    EL DIA QUE CONOCI A MI HIJA
     
    Día del padre del 2001, ya faltaba poco para la fecha estimada por el obstetra. Me sentía envuelto en una estela mágica. Flotaba en la vida. Esta vez sería distinto: mi tercera hija nacía de una mujer única. Alguien que elegí de otra manera, con experiencia. Alguien que se había jugado todo por este amor. Ella se veía cada día más linda, como preparándose para el evento, como quien iría a la fiesta de su vida, al egreso de una Gran carrera.
    Salimos con amigos a lugares que siempre quisimos ir y no nos permitíamos. Pasamos un día espléndido, único. Nos fuimos a  acostar y sintió la llegada. Con total naturalidad, ya vestida para dormir, dice: “Mejor llévame a la clínica”. La vi tan bien que le dije: “Y si esperamos a mañana?”. “No seas tonto, está por nacer tu hija”, me dijo.
     
    Qué raro es esperar un nacimiento, esperar que una vida comience, esperar que todo arranque como un reloj que se pone en marcha y nadie sabe cuándo parará. Como empujar un péndulo y que todo comience a funcionar hasta el infinito. El infinito... qué similitudes tiene con el fin? Esperar  a que todo termine. Siempre que muere alguien, me viene a la imaginación el momento que nació. Las expectativas de la familia, los primeros cuidados, cómo creció, quiénes le enseñaron y lo educaron para que hoy llegara a este momento final. Cuánto esfuerzo y dedicación para alguien que en este momento… se va. Miedos, enfermedades, guerras, nacimientos y muertes, logros y fracasos. Parece que no tuviera que ver y yo lo veo con una conexión total. No es que la muerte no me movilice, es que la pienso de forma natural, como quien piensa en la geografía: este río comienza aquí y desemboca en tal o cual mar, bahía o qué sé yo.
     
    Llegamos a la clínica y el portero nos dijo: “Por la forma de bajar del coche, le falta una semana más de embarazo.” Mal ojo.
    Entramos y la primera revisación encendió  una maquinaria de adrenalina que jamás había vivido. Llamados, corridas, ponerse ropa adecuada e ingresar a la sala de nacimientos. De arribos digamos, porque la palabra parto nunca me gustó. Por algo se usa para cosas difíciles: “Esto es un parto!” Y yo lo veo como algo natural, único y hermoso.
    Estaba tranquilo hasta que empezaron los gritos de Cris. “Pero qué pasa?” pregunté. “Me duele mucho” exclamaba ella sin parar. Sus gritos aumentaban. La médica que la atendía le suplicaba que dejara de gritar. La escena en mi cabeza tomaba caminos insospechados. Todos nerviosos y trabajando. El neonatólogo no paraba de decir incoherencias que me irritaban cada vez más. Por fin terminó todo. La médica puso cara de resignación. No me miró en ningún momento.
    El bebé es realmente algo desconocido para mí. Nunca había visto algo semejante, morado, deforme. Y no lloraba. Pensé lo peor. “Qué pasa?” Sentí una mezcla de alivio porque Cris había dejado de gritar y terror porque el bebé no había empezado a llorar. Minutos después, todo volvió a la normalidad. Como cuando calma el viento y sale el sol. Como la llegada a destino después de un largo viaje. Como mil ejemplos más.
     
    Hola mi Amor, hola Jazmín, un gusto conocerte.
     
    Miguel Del Giudice
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    EL DIA QUE CONOCI A... Empty El día que conocí a...

    Mensaje por analía polzoni 5/6/2016, 11:35

    El día que conocí a…


    Su mirada…su mirada.
    Dulce, cálida y tierna como ninguna deslizaba una lágrima.
    Lágrima que  por su mejilla corría hasta alcanzar mi mano.
    Y mi mano sostenida por la de ella en un lazo infinito nos uniría para siempre.
    Una mirada y una historia que ensamblaría y cambiaría para siempre nuestro destino.
    Ya no volveríamos a ser quienes fuimos.
    Y esa mirada que se desvanecía en una blanca y tibia nube de paz y calma.
    Ojos que hablaban a través de su brillo sin dejarme un momento y diciéndome: acá voy a estar siempre.
    Una hermosa ovejita venía a buscarme. Y contaba conmigo: 1, 2, 3, 4….4, 3, 2, 1. Y con ella me iba a un soñado lugar.
    Un lugar dueño del más hermoso de los sueños.
    Un sol brillante no dejaba de abanicarse. Tenía calor parecía.
    Se daba una ducha para refrescarse en el mismo momento que miles de gotitas, como deslumbrantes cristales,  caían simultáneamente  en todos lados.
    Los charquitos me invitaban a divertir. Yo saltaba de uno a otro y me salpicaban. Me gustaba. No paraba de reír.
    Destellos de colores se reflejaban en ellos. Y los tomaba al igual que una paleta para jugar al pintor.
    Dibujaba  con ellos un colorido arcoíris. Y me deslizaba por él como por un tobogán.
    La luna y el sol convivían en una perfecta armonía.
    No existía el día y la noche. No existía el tiempo ni el espacio. Yo era el espacio mismo.
    Estaba inmerso en un sueño divertido, tranquilo y maravilloso.
    Y esa mirada…su mirada.
    La sentía latiendo en mi alma.
    Dulce, cálida y tierna como ninguna deslizaba una lágrima. Lágrima que corría por su mejilla hasta alcanzar mi mano. Y mi corazón.
    Un corazón que palpitaba cada vez con más  fuerza abriéndome a la vida.
    Abriéndome a la vida… otra vez.
    El día que conocí a la vida nuevamente pude darme cuenta que ya no volveríamos a ser quienes fuimos. Mi mamá y yo deberíamos tener un nuevo comienzo.
    Y esa mirada que se desvanecía en una blanca y tibia nube de paz y calma me trajo a su lado nuevamente al mismo lugar  en el que estaba.
    No sé cuánto tiempo pasó. Horas, días, quizás meses.
    Pero sé que  mi mano sostenida por la de ella en un lazo infinito  nos uniría para siempre.

    (Recuperé el archivo)


    Última edición por analía polzoni el 7/7/2016, 12:35, editado 3 veces
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    Mensaje por La Recalada 9/6/2016, 20:20

    Horacio Saboldelli escribió:

    CUANDO CONOCI A MI MUJER (Coty)
     
    Estando en la ESMA en el 99 mi existencia era un tanto monótona. Durante la semana clase y el fin de semana, si no estaba arrestado o de guardia, salía de franco a visitar a mis tíos o a pasear por Carrefour de Vicente López. Nada de salir a bailar o tomar algo, los $37 de sueldo no alcanzaban para mucho.
    En uno de esos fines de semana arrestado llega una invitación de la Escuela Nacional de Náutica a un baile para juntar fondos para algún fin. Como no había muchos, enviaron "voluntarios" a cargo del Teniente de Fragata Segovia. Eramos un grupo interesante, el Gordo Soria (tucumano grandote que, cuando Perez Reverte cuenta en La Carta Esférica las aventuras con su colega el Torpedero Tucumán, lo asocio automáticamente con mi camarada Soria!), Silverio, un electricista, también un artillero que no recuerdo el nombre y este servidor.
    Un detalle a tener en cuenta es que en la invitación se requería ir de gala o traje, las mujeres de vestido.
    Cuando llegamos a la ENN, nos encontramos descolocados entre tanto traje y uniforme de gala diferente al nuestro (el clásico traje de marinero), pero eso duró dos minutos ya que el público femenino enseguida se mostró interesado justamente en saber el motivo de ir vestidos diferentes a los de Ejército y Fuerza Aérea, por lo cual empezamos a tomar confianza y, de estar en un rincón, pasamos a mostrar nuestras escasas habilidades en la pista de baile con cuanta dama se nos cruzara. Entre ellas, se me cruza un grupo de compañeras de colegio (Nuestra Señora de no sé qué, en Esmeralda y Córdoba), resultando que una de ellas me toca cuando pasa y, al darme vuelta, la tengo de frente, Coty, no dándole chance de huir más que hacia el centro de la pista. Ahí empezamos a charlar... y charla ... y charlar… hasta que no sé qué pasó que se desconocieron el Gordo Soria y un cadete de la ENN y hubo que separar a los revoltosos, entre ellos al Teniente Segovia que, con unos tragos encima, sumó 30 cm a su 1,65mt y ya se creía Rambo, por lo cual la fiesta tomó un cariz no tan favorable para nosotros. Esto hizo que cazáramos un poco las escotas para enfilar a Retiro a tomarnos el tren a Rivadavia, no sin que antes acompañara a Coty a su casa en Maipú y Paraguay y, hábilmente, reconozco en esa época tener cierto chamuyo, pedirle el teléfono y, a pesar de que había visto la parte "pintoresca" de mi profesión, me lo dio. El problema fue que yo no sabía cómo volver a Retiro porque no conocía las calles, ya que cuando subí por Plaza San Martín me desorienté totalmente, honrando por supuesto mi oficio de maquinista, así que llegué como dos horas tarde a formación lo que derivó en un nuevo turno de arresto ese domingo.
    Por supuesto, la llamé, como corresponde, tres días exactos luego de conocerla y ahí me enteré de que tenía 17 años. Su mamá muy amablemente me lo hizo saber pero bueno, así empezó todo. Si bien no arrancamos el noviazgo hasta el 2005/2006 ya que en el ínterin yo tuve otras parejas y mis dos nenas, siempre estuvimos en contacto.
    Eso sí, hasta ahora no he logrado que sepa distinguir babor de estribor pero la verdad no me interesa, sería muy aburrido si habláramos siempre de lo mismo…

    Por Horacio Saboldelli

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    Mensaje por analía polzoni 7/7/2016, 12:28

    Borré mi relato accidentalmente. Pido disculpas.
    Veré si lo puedo recuperar de mi computadora.
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    Mensaje por La Recalada 8/7/2016, 00:23

    Peeeeero! que no se diga! Dale, buscalo y subilo otra ez!

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